miércoles, 1 de mayo de 2013

Soy lo que soy, en la medida en que lo soy...



Soy lo que soy, en la medida en que lo soy

gracias a ti que me enseñaste, cuando necesité esos conocimientos,

gracias a ti que me apoyaste, cuando creí que no podría continuar,

y  gracias a ti que me pusiste trabas que pude superar.



Existen distintas versiones de una historia que se repite en la mayoría de las culturas, en unos lugares la llaman la parábola de los siete hermanos, fábula de los tres hermanos, el haz de juncos,… en todas ellas se repite el legado de un padre moribundo hacia sus hijos en un mensaje de colaboración mutua cuando todos rompieron un junco pero ninguno consiguió romper el haz de juncos.

Trasladando a otros ámbitos ese espíritu debemos ser conscientes de que es la esencia misma de la palabra asociación “conjunto de personas que se unen para lograr un fin común, lícito y determinado”. Sumar, contribuir, ayudar, participar,… son conductas que nos llevan a superar la individualidad en aras a un objetivo superior.

“Colaborar” ya se estructura sobre el prefijo “co-“ (que nos remite a la acción conjunta) y “laborar” (que significa trabajar), así el significado de la palabra colaborar deriva necesariamente en “trabajar en unión de otras personas”.

La sociedad actual con un sentido de competitividad extrema desvirtúa  su propia esencia de complemento que unos individuos suponen a otros y consiguen mantener una idea de progreso.

La idea de “dar antes que recibir y sin esperar nada a cambio” nacida en los conceptos sociológicos más primarios asociados a las religiones no es sino un reflejo de una dinámica que se retroalimenta a sí misma desde la retribución más básica que guía la conducta humana. Así, colaborar después de haber recibido previamente no se es sino mantener esa dinámica de intercambio, y hacerlo de modo interesado la agota en el mismo acto.

Si perdemos la perspectiva y dejamos de que los grupos sólo funcionen por el empuje de unos pocos, el avance se verá frenado por la sobre carga que esos pocos padecen y los objetivos del grupo acabaran por perderse entre la niebla difusa del cansancio de unos y la indiferencia de otros.

Nuestros proyectos son proyectos de todos, tomemos nuestras manos y caminemos juntos. Tengamos la seguridad de que conseguiremos vencer los avatares de la ruta. 



Francisco Tortosa

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